... Y cuando se acercaba la hora de partir, el zorro dijo:
-¡Ay, voy a llorar!
- La culpa es tuya – dijo el principito. Yo no te deseaba ningún mal, pero quisiste que te domesticara...
-Claro –dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar! –dijo el principito.
-Claro –dijo el zorro.
-¡Entonces no ganas nada!
-Gano –dijo el zorro. Gracias al color del trigo –y luego añadió –: Ve a ver otra vez a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Regresarás a despedirte de mí y yo te regalaré un secreto.
El principito fue a ver otra vez a las rosas:
-No os parecéis en nada a mi rosa —les dijo. Todavía no sois nada. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. Era un simple zorro como otros cien mil. Pero yo lo hice amigo mío y ahora es único en el mundo.
(...) Regresó con el zorro.
-Adiós –dijo.
-Adiós –dijo el zorro. He aquí mi secreto. Es muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos
-Lo esencial es invisible a los ojos –repitió el principito, para acordarse.
-Lo que hace tan importante a tu rosa es el tiempo que perdiste por ella.
-El tiempo que perdí por ella... –dijo el principito, para acordarse.
-Los hombres han olvidado esta verdad –dijo el zorro. Pero tú no debes olvidarla. (...)
Extracto de "El principito"(1943)
Antoine de Saint-Exupéry
2 comentarios:
principios de la inversión.
malditos principios.
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